La magia es la facilidad de encontrar lo barato, aunque no tengamos ni idea de cómo va a responder
Por: Carlos Lluch, de Lluch & Juelich Brokers
| Corredor de Seguros
Aunque teléfonos con ruedas, coros de la Europa del Este, presentadores insistentes o erizos te digan lo contrario, el seguro es un rato complicado y hay enormes diferencias de un contrato a otro. La última moda añade otra capa de complejidad para el usuario: pone la vida más fácil, aparentemente, puesto que con unos clics permite contratar un “lo que sea, barato” en la pantalla del móvil. La magia es la facilidad de encontrar lo barato, aunque no tengamos ni idea de cómo va a responder, pues ya me dirás qué nos van a contar en una pantalla de cinco pulgadas y qué nos van a pedir sin pasar un buen rato tecleando en el móvil. Si alguien piensa que ese sistema será personalizado y coherente con expectativas variables de personas distintas, allá él.
En el seguro la Inteligencia Artificial (IA) va a modelar su oferta en función de quién eres. Detectará dónde vives, qué contactos tienes en Redes, qué buscas en Internet y tus hábitos de vida. También sabrá a qué horas te desplazas, con qué motivo, la duración del trayecto e incluso cómo aceleras o frenas. También tendrá datos biométricos de tu pulsera de actividad, de tus visitas al médico, de tus compras o del perfil de restaurantes a los que vas. Por eso tendrás, en breve, un precio distinto dependiendo de las cookies que hayas aceptado, de las aplicaciones que tengas en el móvil, del OBD que hayas conectado al coche para pagar el seguro “solo cuando conduzco”. Datos, datos, datos… vas a entregar tu huella vital a todas horas. Por cierto, no piques y no des acceso a tu ADN, que es lo siguiente: quieren predecir tus enfermedades futuras.
Aparte de estar cerca de parecer el 1984 de Orwell, en seguros aparece otra amenaza llamada “exclusión”. Eso es lo que vivirán quienes no encajen en el interés de las asegura-doras por desviarse su riesgo del que espera su impasible IA.