La moralidad de los actos

“La mejor vida no es la más duradera, sino más llena de buenas acciones”. Marie Curie

Por: José Luis Latorre, Director de Alea Cover

La semana pasada hablamos de la que para mí fue una condena histórica, en ella por primera vez se condenaba a un Banco por no activar el seguro de Vida vinculado a un préstamo y seguir cobrando cuotas, y se hablaba de falta de moralidad.

Un amigo, a colación de este articulo, me contaba que había ayudado en 15 casos, en que una entidad financiera había contratado como protección de un préstamo un seguro de Vida (con beneficiario la entidad financiera) por un Capital Fijo, no un Temporal Decreciente, activando el seguro sin dilación y cuando los herederos se presentaron a cobrar el excedente les dieron la peregrina excusa de que el finado nombró beneficiario a la entidad financiera.

Pero en la moralidad de las actuaciones o mejor dicho, la falta de ella, no está sola la Banca, aunque ella destaque, tampoco tiene excesiva moralidad como se retribuye a los médicos por parte de las aseguradoras, (como ya comente en uno de mis artículos) en los seguros de prestación sanitaria, quejándose en muchas ocasiones que cualquier reparador a domicilio cobra más que ello por un servicio, resintiéndose el tiempo de dedicación al paciente, a tales niveles ha llegado la situación que la Unión Europea se ha puesto a investigar a las aseguradoras españolas que actúan en seguros de Salud, investiga competencia, ya que los profesionales no pueden pactar sus honorarios libremente sin exponerse a condena de destierro de los cuadros médicos aseguradores, en un momento que las compañías de salud superan los 11 millones de clientes, superando los 9.000 millones de facturación, y que durante algún tiempo los asegurados no podíamos acudir con la asiduidad necesaria a las visitas médicas, por las restricciones establecidas en la pandemia, aumentando claramente sus beneficios.

Tampoco es moralmente aceptable como algunas aseguradoras de Decesos se han quedado el excedente de capital cuando el sepelio no llega al capital asegurado, sin ofrecérselo a los herederos legales.

“En casa del ladrón, te roban hasta la respiración”

Otro tipo de falta de moralidad muy en boga en la actualidad, entre influencer es aprovecharse de los seguidores en redes sociales para alcanzar objetivos personales. Esta semana un amigo, me envió un enlace a un hilo en Twitter, en la que un periodista amenazaba, y cito textual su tuit: “Así que aviso a mis 80k seguidores para que no contraten con vosotros¨, a la aseguradora que le dirigía el dardo troll.

Personalmente contacté con el citado periodista ofreciéndolo ayuda y asesoramiento en el tratamiento del siniestro.
¿Respuesta?: Ninguna.

Me consta que otro profesional contacto con él ofreciéndole lo mismo.
¿Respuesta?: Ninguna.

¿Es moralmente aceptable utilizar la notoriedad que ofrece el puesto de trabajo que se ejerce en empresas con mucha visibilidad para intereses personales? ¿Sean estos intereses lícitos o no? ¿Es licito obtener un beneficio de su visibilidad por el ejercicio de su profesión? Si efectivamente la aseguradora tiene razón y no es una reclamación susceptible de cobertura por la póliza que tiene contratada el tomador ¿Cómo se repara un daño reputacional de esta envergadura? ¿Puede ser este acto, una vendetta siciliana por no tener razón?

La moralidad o su falta y sus actuaciones tienen una fina línea fronteriza en la cual lo que para unos es moralmente aceptable, para otros no, así nos encontramos con bancos que no pagan el excedente de capital de seguro de Vida, aseguradoras que hacen lo mismo con el capital de gastos de sepelio y personajes que actúan cuasi mafiosos sicilianos.

Aprovecho la ocasión para desear a todos los lectores un feliz verano y que no os pase como a mí, que le dije en una ocasión a uno de mis jefes a la pregunta de:

¿Qué tal el verano y las vacaciones?
Y le contesté:
“…el verano largo, las vacaciones cortas…”

Fuente: ADN del Seguro

Compartí en tus redes sociales